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MOVER EL JOPO EN LA POLÍTICA

Actualizado: 14 mar 2024

Me gusta la pedagogía política de Víctor Hugo Trespalacios, el hombre de la ‘nota bacana’, el prototipo quillero, a propósito del desplazamiento del barranquillero de los beneficios del carnaval, del fenómeno popular y cultural que constituía, antes más que ahora, buena parte del patrimonio inmaterial de esta, la capital del caribe. Dice Trespalacios, que es un hombre serio, un humorista y actor serio, entre mamadera de gallo y mamadera de gallo, en su mensaje al pueblo barranquillero, con buen sentido patriótico, que en vista de que es una realidad a puños, que se ha despojado al pueblo raso de sus carnestolendas, ese pueblo no debería quedarse bracicruzado.  Recomienda que se ponga las pilas, que no se quede sentado, que mueva el jopo y haga su propio carnaval. Es lo mismo que mi compadre y primo hermano Antagónico Franco propone respecto a la política: no esperemos que los dueños de la política, llámense clanes o familias, nos llamen a participar en la política de ellos, con sus permisos y avales. Movamos el jopo, dice, y derrotemos a los detentadores del poder, en La Guajira y en el resto del país. Recuerda Víctor Hugo, que cuando él estaba chiquito, su mamá le colocaba cualquier trapo viejo, un ridículo sombrero, cualquier vaina, y salían a gozar la fiesta de carnavales, sin tener que pagarle a nadie para disfrutar esa fiesta popular. Las cosas cambiaron y los comerciantes se adueñaron del carnaval, así como se adueñaron de la política.

La propaganda dice que el Carnaval de Barranquilla es la única celebración del Gran Caribe declarada Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, eso es verdad. Que es una fiesta enriquecida por las tradiciones, la creatividad y el sabor de los barranquilleros, grandes anfitriones de la alegría en el mundo, también es verdad. Lo que no se puede ocultar es que cada vez es menos verdad que esa es una fiesta de propiedad de los barranquilleros, menos del resto de los colombianos, muchísimo menos patrimonio de la humanidad, como lo sentenció la Unesco. Se ha convertido, como lo afirma el filósofo Víctor Hugo Trespalacios, en un negocio más de los que se adueñaron de la ciudad y de gran parte del caribe colombiano. Así que, a mover el jopo los barranquilleros para no dejarse robar el carnaval y el resto del país, para participar con libertad e independencia en los asuntos de la política.



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